Cuándo Páez quiso volver a ser vasallo
Ya siendo derrotado por el gobierno del general José Tadeo Monagas, el viejo José Antonio Páez no daría su brazo a torcer para volver a ser el dominador de la República, aún cuando dejase de existir ella. Bien conocidos eran los sentimientos de Páez para con los Estados Unidos y su filiación con ellos, pero poco se habla de su contacto con el Capitán General de Puerto Rico, Juan de la Pezuela, para solicitar ayuda, y con ella deponer a Monagas. Frustrando las aspiraciones del Centauro, este recibiría una fría respuesta por parte de Pezuela. La respuesta sería interceptada por el gobierno venezolano, y publicada en el diario El Patriota, del liberal Felipe Larrazábal, con fecha del 17 de febrero de 1849:
«Capitanía General de la Isla de Puerto Rico y Gobierno superior político. Excmo. Sr. General Dn. José Antonio Páez. Muy señor mío: Siento mucho no poder recibir al señor García (Hermenegildo) que me ha hecho entregar la comunicación de V.E. de 20 del corriente. Aunque como particular, mis simpatías sean por los hombres de orden en las cosas de Venezuela, tengo como autoridad española, deberes que cumplir; y estos me obligan a no mezclarme para nada en las disensiones que afligen a ese país tan desventurado, desde que sus naturales se rebelaron contra el Gobierno de los Reyes que por tantos años lo habían hecho felices. Dios guarde a U. S. muchos años. Puerto Rico 30 de Setiembre de 1848. — Juan de la Pezuela».1
El consul británico Riddel comunicó a Lord Palmerston, con fecha 20 de febrero de 1849, comentaba al respecto:
«No hay duda de que el señor José Antonio Páez pidió ayuda militar para derribar al gobierno constitucional de su país a la misma potencia contra la cual luchó y adquirió los honores y posición a que vuelve la espalda y tan malamente aprecia. La publicación de este documento ha provocado un estallo general de indignación contra el señor Páez aun entre sus propios partidarios, y excluye perpetuamente toda posibilidad de su vuelta al poder, cualquiera que sea el aspecto que pueda eventualmente tomar el citado político de Venezuela. Y esto suministra, además, una prueba adicional de que el señor Páez ha aprovechado del asilo que se le concede en Curazao para conspirar contra Venezuela, exponiendo la propia existencia de ésta como Estado independiente con el fin de recuperar su perdido ascendiente».2
D. Caracciolo Parra Pérez, en su obra citada sobre el general Santiago Mariño, comparaba la actitud de Páez con la del caudillo oriental, con el cual la historiografía no ha sido reparadora, y con el primero ha sido condescendiente:
«Cuando años antes el general Mariño, expulsado de su patria por el general Páez, trataba en las Antillas de organizar un desembarco en Venezuela, se guardó de pedir auxilio a los españoles de Puerto Rico o de Cuba y, antes por el contrario, parece que entonces volvió al viejo proyecto de liberar estas islas que concibiera en la época de la Gran Colombia y que los historiadores han, con harta desenvoltura, escamoteado del activo de su balance histórico. Decídase ahora cuál de los dos héroes llegó, en análogas circunstancias, hasta cancelar su vocación de libertador».3
Caracciolo Parra Pérez, «Mariño y las guerras civiles: El 24 de enero». Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, pág. 280.
Idem. Pág. 281.
Idem. Pág. 281.